martes, 1 de octubre de 2013

CASTELLOTE & FERLOSIO LTD.



Entrada en el Blog Bernardinas de Antonio Castellote titulada Materia de estado de 26-IX-13

       Leí con sumo interés la antecitada entrada en el blog de mi admirado amigo y colega Antonio y espero que no le parezca mal esta nota que se me ha ocurrido inmediatamente después de leerla (a decir verdad casi mientras la leía), aunque no la escribo sino ahora, un par de días después. Como todas las suyas, la entrada está espoleada por la pasión y el disfrute de la buena literatura y parece obvio que el buen Castellote se ha dado un pequeño chapuzón de felicidad al releer El testimonio... En primer lugar me explico respecto al título de esta nota, que querría solo ser una broma bienintencionada y amable (me dicen algunos amigos y conocidos que tengo un sentido del humor algo espeso y desde luego muy poco inglés, nada flemático y además irrefrenablemente volcado hacia el esperpento y la causticidad un tanto cruel pero yo, con mi permiso, no estoy demasiado de acuerdo con el dictamen y tiendo más bien a pensar que causticidad y esperpentización  funcionan quizá como máscaras de la piedad ante el nada edificante espectáculo de la catástrofe del mundo --que debe incluir por supuesto a uno mismo, si no no vale ---y voy a decirlo con una memorable fórmula ferlosiana : el triunfo del Mal en este desdichado reino de los hombres ,que creo que le leí en un lejano ya artículo en El País  acerca del significado y función de eso a lo que se acostumbra a llamar Democracia.) Pero en fin, no quiero ahora ponerme solemne ni irme por los cerros de Úbeda. A lo que íbamos: el título...

       Resulta que me permito sugerirle a Antonio el dibujo argumental de un relato que podría él escribir si lo tiene a bien (¿quién mejor que él). Castellote & Ferlosio Ltd. es una consultoría de Derecho Tributario y de Sucesiones que sienta sus reales en el Midtown neoyorquino, digamos entre las calles 47 y 59 oeste, entre la novena y la undécima, y que trabaja sobre todo con las empresas de transformación agrícola, forestales e hidrológicas del valle medio del Hudson. Castellote es nieto de un propietario mediano del Bajo Aragón exiliado en América tras la Guerra Civil y Ferlosio un diletante siciliano, al parecer sobrino-biznieto (aunque por vía putativa) del Príncipe Salina y que por una serie de rocambolescos azares recaló en Manhattan tras haber estudiado Derecho en Palermo. Ambos se conocieron, al poco de llegar a América, en un infame garito de Chinatown una noche de   faldas y borrachera y decidieron hacerse amigos y fundar la firma. Les va bien, sobre todo ahora con la Administración Obama, son serios y profesionales, aunque no dejan de empezar a tener algunos problemillas a causa mayormente de una poderosa y fascinante mujer que irrumpe en sus vidas y que resulta ser una judía de ascendencia alemana, ambiciosa y lesbiana por más señas, que les hace una competencia desleal manejando información privilegiada.....En fin, no me defraudes, Antonio...

       Vengamos por último a la entrada en sí: yo leí El testimonio ....cuando salió, en el 86, y no he vuelto a leerlo entero, aunque sí algunas páginas sueltas alguna que otra vez, y además tengo para mí, no sé cómo, pero lo sé, que más de un poemilla mío ha salido de sus páginas, en el sentido de que algún pasaje ha funcionado, siquiera sea como resonancia semisubconsciente, como acicate para lo que yo pude haber escrito, de modo que aunque solo sea por eso (¿y a quién podría parecerle poco?) estoy muy agradecido al gran texto de Ferlosio. La reseña de Antonio es excelente: tiene razón en sugerir que incluso las mejores páginas de Benet empalidecen ( es más: suenan incluso un tanto a cartón piedra si se fuerza un poco la comparación) cotejadas con las de Ferlosio y tiene también razón en situar en una matriz ---aunque acaso de un modo algo más laberíntico y zigzagueante de lo que él parece creer--- cervantina, más del Persiles que del Quijote la fuente de la ambiciosa y logradísima escritura que cristaliza en el Yarfoz. Me ha gustado también mucho  el párrafo que reproduce de esos abracadabrantes críticos oficiales y oficiosos que escriben tantas gilipolleces y que no leen nada o casi nada de lo que pretenden enjuiciar y que ya  para colmo hasta citan mal el título de los libros. Al cuento, Antonio, y salud.

     

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