martes, 17 de septiembre de 2013

POESÍA PERDURABLE

Gottfried Benn. Morgue. Edición bilingüe. Traducción de Jesús Munárriz.  Zut. Ed. Málaga. 2008

     Releo ahora cuidadosamente ---tras haberlo mal leído recuerdo que hace ya bastantes años, ah, la juventud--- este libro tan a la vez terrible y hermosísimo como devastador y edificante. Publicado por primera vez en su edición alemana hace casi un siglo exacto, en 1912, es el primero de los editados en vida --- en total fueron solo tres, una obra muy breve--- del gran expresionista germano, del que ya conocía yo el admirable escrito autobiográfico Doble  Vida, editado por la vieja Barral allá por principios de los setenta. Lo primero que hay que decir de esta poesía, así, en corto y por derecho, es que ---comprendo que en caliente, recién leído--- uno casi se halla tentado a pensar que son tales su violencia y radicalidad verbales y su valentía moral que deja casi en fruslerías infantiloides o banalidades de diletantes buena parte de lo hecho posteriormente por no pocas de las líricas europeas de la Modernidad, incluídas las vanguardias de principios de siglo, entre las que ni que decir tiene que incluyen los manuales la producción del propio Benn. No en vano ni por azar: el poemario, del que solo se llegaron a vender unas pocas docenas de ejemplares, fue judicialmente confiscado en 1916 y años después, cuando los nazis llegaron al poder, se apresuraron, por si acaso, a destruir las planchas y las pruebas de imprenta.

     Ya digo que la cosa se comprende: esos cuerpos devastados por la enfermedad terminal---no precisamente cadáveres exquisitos--- ,por el alcoholismo y las drogas o simplemente por la acaso más infame de todas ella, la injuria de los años, esos organismos sanguinolientos o semiputrefactos, feos y repulsivos.... ya se comprende ---digo-- que casi se rechacen de modo instintivo, en el fondo porque, en definitiva, resultan, como diría Nietzsche, demasiado humanos o incluso más: casi constituyen el verdadero rostro de nuestra Humanidad. Nunca se pintó el erotismo como rito de tal violencia, masoquismo y transgresión , ni  nunca se pintó tan a lo crudo las estremecedoras devastaciones de la Muerte --- recuerdo, pero quizá en un plano distinto y desde luego con muy otra orientación simbólico-moral, las minuciosas descripciones del proceso de descomposición de un cadáver que  T. Mann incluyó en su La montaña mágica--- en las letrinas hediondas de los hospitales de pobres, en las camas de los barracones de moribundos de las casas de Beneficencia berlinesas,  nunca se mostraron los cuerpos tan a merced de la Gran Niveladora , nunca con esa tan aparente frialdad descriptiva ---recordemos que Benn fue médico, médico militar por más señas--- que aquí no empece, antes al contrario, el estallido del lujo metafórico, como si el empleo de un vocabulario anatómico-fisiológico viniera a constituirse, en esta lírica y por una paradójica maravilla de su misma lengua poética, en condición de posibilidad idónea para la aparición de aquel.

      Todas las composiciones de la breve recopilación ---26-- son igualmente fascinantes o conmovedoras, aunque solo sea porque, como decía mi maestro Agustín--- y la carga provocadora de tal aserto requeriría una demora en la explicación para la que no hay lugar aquí-- la revelación de las catástrofes del mundo provoca alegría. Ya en la primera pieza de la serie, "Florecilla" , Kleine Aster, el médico embute en el tórax del muerto, ahíto de cerveza, y tras coserlo luego de la autopsia, una florecilla silvestre que alguien le había colocado entre los dientes cuando lo llevaron a la Morgue, y el poema acaba diciendo Trinke dich satt in deiner Vase/ Ruhe sanft,/ kleine Aster , " Bebe hasta saciarte en tu florero/ descansa en paz/ florecilla" ; en otro poema, Schöne Jugend, un nido de ratas jóvenes ha construido su hogar en el esófago y el diafragma de la muchacha muerta en un accidente; en el titulado "La novia del negro", Negerbraut,  dos dedos de un pie del negro muerto por una coz de caballo se meten en la blanca orejilla de una hermosa joven rubia que está a su lado en el revuelto  montón de cadáveres; en la "boca húmeda y descompuesta/ llena de risa apestosa"/ de las putas en Dirnen ( Fulanas) cree ver la voz poética una especie de fosilización de la placenta , que sus padres habrían criado por error; en los gritos de la  muchacha virgen en su desfloramiento, en "Madonna",  "canta el pueblo rapaz de mi sangre" ---singt das Rauvolk meines Bluttes---; la imago de la madre , en Mutter, es vista como "una herida /en la frente, que no se cierra"; de la idea misma de Dios, en fin,  tematizada como algo así como una especie de guía o sentido de la existencia ---creo entender por el contexto del poema --- se afirma "Tú salpicas solo el cieno de tu charca/ y derribas un montón de gusanos cuando nos pisoteas", en "Aquí no hay ningún consuelo" , Hier ist  kein Trost,;  en "Réquiem" se dice de las pilas de fiambres "Tan templos de Dios como cuadra del Diablo/ piel contra piel ahora en el fondo de un cubo/ del Gólgota y del pecado original se ríen"; o se alude a la  según los moralistas turbia y ambigua pulsión de la masturbación ( en "Síntesis") como el "oscuro y dulce onanismo" ( dunkle süsse Onanie )y  así sucesivamente.

    Hay que decir que el esforzado traductor, J: Munárriz, se las ha apañado para, con buen criterio y tino, convertir muchos de los endecasílabos alemanes, blancos o aconsonantados, en muy aceptables alejandrinos castellanos , y en las composiciones en que Benn  hace uso estructural de la rima, más o menos la mitad de los poemas, el traductor no ha intentado siquiera en algunos casos, también a mi juicio con excelente criterio, tratar de reproducirla, aunque sí ha tendido en la mayoría de los casos a una cierta regularización silábica al dar el verso en español  con normalmente tres o cuatro sílabas más que en el original, algo inevitable al necesitarse "menos palabras" en alemán para decir "lo mismo" en español; en unas pocas ocasiones sin embargo logra Munárriz, además de una traslación límpida y fiel, una completa regularidad en el verso con rima en alguna versión donde incluso  no la había en el original, como en las estrofas finales de Mann und Frau gehn durch die Krebsbaracke: "Hier schwillt der Acker schon um jedes Bett/ Fleisch ebnet sich zu Land. Glut gibt sich fort/ Saft schikt an zu rinnen. Erde ruft", que el traductor vierte por " "Aquí se esponja el campo ya en torno a cada cama/ La carne tiende al suelo. El rescoldo se apaga./ Los humores se aprestan a fluir. La tierra llama".

     Sin duda que lo mejor de la lírica alemana posterior, de Celan a Eich, le debe mucho: algo de la fulguración metafórica de estos está ya en el médico Benn : Des Abends schläfert mein Lid wie Wald und Himmel , de noche se adormece mi párpado como bosque y cielo, escribió por ejemplo el poeta de la Bukovina en Amapola y memoria, muchos de cuyos versos, leídos y vueltos a leer, me han bailado por la cabeza al abordar ahora los de este libro que --- casi huelga decirlo, y si se me permite la broma, dada su temática--- casi no tiene desperdicio.