lunes, 10 de junio de 2013

RADIACIONES

Ernst Jünger . Pasados los setenta. Diarios (1986-1990) Tusquets. Barcelona.2011.
     Acabo de leeer con no poca fascinación las más de cuatrocientas apretadas páginas de esta nueva entrega  ---la sexta, y la cuarta de las que él tituló Siebzig verweht, Pasados los setenta-- de los monumentales Diarios del gran Jünger. El texto incluye las anotaciones de los años 1986 hasta 1990, cuando el autor había ya franqueado la barrera de los noventa ---murió a la bíblica edad de 103---pero conservaba gloriosamente intacta su prodigiosa inteligencia, fina sensibilidad y capacidad de razonamiento. Había yo leído tiempo ha sus novelas Abejas de cristal, Tempestades de acero, En los acantilados de mármol y también  la primera serie de Radiaciones, que creo que publicó la misma Tusquets allá por 1995 y ahora la admiración por él se ha visto redoblada.

     Se trata de un heteróclito conjunto, que oscila entre la página y media y una sola línea, de observaciones, elucubraciones, anécdotas maravillosamente narradas y captadas en su pleno valor significativo, descripciones  de sueños o pesadillas, relatos de viaje, notas de paisaje, de lecturas, precisísimas ---y muy abundantes---descripciones entomológicas y botánicas, notas y observaciones de tipo gramatical ---peculiaridades de un giro o haz de resonancias de esta o aquella expresión en alemán---, breves discursos de agradecimiento por la concesión de honores o de premios ---el de la aceptación de su investidura como doctor honoris causa por la Universidad del País Vasco y su viaje a Bilbao en 1987 no tiene desperdicio---, observaciones de fondo histórico o de calado político o moral y aún muchas cosas y asuntos más. Y todo ello en una prosa fría, acerada, de gélida lucidez, sin concesiones para nada a los pantanos del sentimentalismo, las coacciones de la corrección política ni a los trampantojos del relativismo moral.

     A esas alturas de su vida Jünger no solo era un conservador de riquísima experiencia existencial --- vivió de cerca las dos guerras mundiales y antes una adolescencia cosmopolita y aventurera--- del que bien puede decirse que lo había visto  todo de ese atormentado siglo XX que le tocó vivir, sino que también escribe y opina con soberana libertad: quizá se sabía respetado por los mejores  y en este sentido un tanto impermeable a las críticas de la mediocridad rencorosa o del resentimiento político. Viajó de continuo, a muchas partes del mundo, de joven y de viejo ---a Malasia, a Africa del Sur, a Italia, a las islas griegas, a España, para mencionar solo los viajes consignados en esta compilación---al tiempo que vivió  retirado, desde mediados de los cincuenta hasta su muerte en 1998, para trabajar y escribir en silencio, en el pueblecito suavo de Wilflingen.

     Lo más digno de admiración es la insaciable y enciclopédica curiosidad ---!a su edad¡--- ante el espectáculo del mundo, que le lleva lo mismo ante los olores o las formas de las dalias en Extremo Oriente que hasta la fascinada observación, lupa en mano, de las evoluciones de las colonias de hormigas de su jardín o a las observaciones de las propiedades terapéuticas de las especias usadas en la cocina malaya. Y para muestra bien valen unos pocos botones: comentando el aniversario de la muerte de uno de sus hermanos y cómo queda la llaga de los amigos y seres queridos desaparecidos: "El círculo se va haciendo más pequeño, como la cola de un cometa que se va volviendo más clara a medida que pasa y, al final, termina por apagarse, pero el núcleo permanece" ---pág.187---. a propósito de lo que podría considerarse un rasgo característico de nuestra época:" La psicología de la dirección de masas es cosa de la propaganda, su estrategia es una cuestión de transporte. La una depende del dominio de los medios, la otra del parque de máquinas(...) ambas han aumentado rápidamente desde hace doscientos años tanto en lo referente a las masa móviles a las que se dirigen, como también a la frecuencia de los movimientos" ---pág 145--- o bien todavía, acerca de lo que se puede pedir al Arte y a los artistas: "Las dos tareas del arte son idénticas: aproximación a la divinidad y destierro del miedo a morir" ---pág. 203--- ¿Cabe más ímprobo y casi imposible trabajo? ¿Cabe dedicar una vida a objetivo más excelso?. En suma: un libro egregio y magistral, del todo recomendable, un libro del que en verdad, y en el sentido más fuerte y noble de la experesión, solo cabe decir que se aprende.
    

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