domingo, 12 de agosto de 2012

FERLOSIO Y VARGAS LLOSA SOBRE LOS TOROS


     En el diario EL PAÍS del domingo 12 de agosto aparece a página completa un artículo de Mario Vargas Llosa titulado La "barbarie" taurina, que viene a ser una respuesta directa a otro, aparecido unos pocos días antes en la misma publicación, de Rafael Sánchez Ferlosio, en el que, tanto por su habitual maestría y brillantez literarias como por su irreprochable razonamiento, se lanzaba una apasionada andanada contra la así llamada "fiesta nacional", pero no, por cierto, contra su actual descafeinamiento, edulcoración,degeneración o miserable sometimiento a los manejos de los políticos ---aunque a todo esto, por supuesto, se aluda implícitamente--- sino en sí misma, como, en lo sustantivo a su juicio, manifestación y celebración, tan gráfica como obscena, de lo más bárbaro, sadomasoquista y repulsivo del corazón humano, y se acaba concluyendo que lo mejor que podría pasarles a las corridas de toros es que desaparecieran de una maldita vez, y esto es lo esencial "no por compasión de los animales sino por vergüenza de los hombres".

     Pues bien, en la repuesta de Vargas Llosa, tras dar cuenta en los primeros párrafos de lo mucho que le emocionó y le hizo disfrutar la asistencia a una corrida en Marbella  --- descripción salpimentada con alguna que otra nota mundana o  de sociedad toda vez que había al parecer por allí, como no podría ser menos, mucho famoso, y celebrada clandestinamente, dice él, aunque no explica por qué-- en que El Cordobés, Paquirri y El Fandi lidiaron toros de Salvador Domecq, se lanza a un ditirambo de los toros a base de la consabida batería de tópicos manoseados de  su presunto origen etnográfico-religioso, la coreografía, la danza , la pintura, las  inevitables alusiones a Picasso, Lorca y otros,  y deplora la según él innecesarian saña y violencia verbal con que Ferlosio ataca a Savater y a Ortega , a este por haber escrito --- también en mi opinión, en esto coincidente con la de Ferlosio--- aquel excelso ortegajo , esto es, la soberana ridiculez pedante , a la que tan aficionado era el ínclito Don José, de que no se puede entender la historia de España sin tener en cuenta la historia de las corridas.

     En fin, para Vargas los toros parecen ser la quintaesencia y la epifanía del espíritu, casi a la manera hegeliana, y nada habría de recusable en ello si no fuera porque, utilizando su en principio respetable gusto y aficiones personales, lo mismo se podría decir, pongo por caso, del gótico tardío o de los arroces marineros. Pero Ferlosio ya se ve leyendo su texto que iba mucho más allá, pues que se abría a la tecla y la consideración moral, en el sentido más noble de la palabra . No deja de sorprender, en fin, una y otra posiciones, al haber sido Ferlosio un apasionado taurino desde su juventud y hasta hace muy pocos años y Vargas me da la impresión que un aficionado relativamente reciente, en el que la pasión taurina, me atrevo a suponer, casaría demasiado bien o vendría a ser demasiado condigna con sus conocidos, como dicen ahora, posicionamiento político y frecuentación o semipertenencia a ciertos medios sociaales, algo en todo caso en los antípodas de Sánchez Ferlosio. 

1 comentario:

  1. Sí, son dos buenos ejemplos de prosa española contemporánea: la precisa, aguda, divertidísima de Ferlosio y la sarta de topicazos y tonterías pomposamente armadas de VL, que es una prosa de dientes grandes, relucientes y vacíos. No sabe ni cómo se conjuga el verbo abominar. Seguro que Ferlosio, al leerlo, se partía de la risa.
    Y tienes razón: VL habla como un advenedizo, un aficionado de anteayer, y aprovecha su bochornosa crónica de la corrida para establecer sus categorías ideológicas. Al Cordobés lo trata como a un pobre que sabe comportarse; al Cayetano, con la reverencia de la sangre, faltaría más, y al Fandi como titiritero que nos regocija un poco después de las funciones importantes. Eso es la cultura para VL: pobres esforzados a los que se aplaude el mérito, gente de casta de toda la vida y algún que otro espontáneo que, sin perturbar el orden, nos sirve de entretenimiento. Ferlosio es complejo por lo que quiere decir y dice, VL lo es por lo que se le escapa. Ay, el viejo Ferlosio, no se va a cansar de dar lecciones hasta que se muera, ojalá que centenario.

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