lunes, 14 de octubre de 2013

ESPAÑA REVISITADA


Cees Nooteboom. Desvío a Santiago. Debolsillo. Barcelona. 2007.

     De este extraordinario escritor holandés, sin duda un verdadero Weltbürger, un ciudadano del mundo, de vida --- desde su primera juventud-- errante y cosmopolita y poseedor de no pocas lenguas, conocía yo solamente su admirable libro  Tumbas de poetas y pensadores, editado en 2009 por  esta misma editorial con no menos estupendas fotografías de Simone Sanssen ---creo que hay también en el mercado una edición de lujo, con pasta dura y en gran formato-- ,que es una gavilla de textos breves ---casi un centenar---, a manera de glosas o reflexiones de variada índole a la vista de tumbas ---que el autor ha visitado in situ--- de celebridades de la poesía y del pensamiento de los dos últimos siglos, de Apollinaire a Brecht pasando por Stevenson o A. Machado, glosas que rezuman de pasión por el arte literario, bien asimilada erudición y requintado  buen gusto y sensibilidad.

     Prendas éstas que también presiden este Desvío a Santiago, del que hay que decir en primer lugar que es un dignísimo e incluso aventajado heredero del tourisme eclarté  de algunos clásicos del XVIII y XIX, el  Sthendal  de las Crónicas Italianas o los Merimmeé, Ford, Irving o Borrow  relatores de sus viajes y vicisitudes españolas, o incluso del Goethe fascinado con Roma e Italia. En otro orden de cosas Nooteboom se me aparece como de la estirpe de esos grandes centroeuropeos contemporáneos,  Sebald o Enzensberger (si bien sin la acidez política de este último), de prosa densa e hipnotizante, como en penumbra, que sin aparente esfuerzo opera como continente y sedimento de una vastísima y bien cribada cultura. Además de que, por la pasión que pone en lo que dice y el deseo por comprender y ver ,me ha recordado otro libro leído hace unos años, una monografía algo más extensa y unitaria que esta recopilación de veintitantos ensayos breves que nos ocupa, Barcelona , del historiador y crítico de arte neoyorquino-australiano Robert Hughes, libro del que se puede consignar, al igual que del de Nooteboom a propósito de España y los españoles, que muestra que sabe más de Cataluña y de los catalanes de lo que pueden saber ellos mismos.

      En efecto, he titulado esta nota España revisitada toda vez que el texto es no solo el resultado de algunos viajes a través de la geografía española, sobre todo por Castilla la Vieja, Aragón, Madrid y la Andalucía interior, hechos por el autor en los años 80 y 90; es mucho más, es, entre otras cosas, una teoría del viajar mismo : "en algunos lugares del mundo tu llegada o salida se amplían de modo  misterioso por las emociones de todos aquellos que han llegado o salido antes que tú" ---pág 9-- ,pues que saber viajar y saber oír es como si "todos los sonidos humildes representaran la esencia y el perfume de la tierra" ---pág.388---Textos en los que, sin perder el hilo conductor de lo que el viaje brinda para ver e interpretar ---desde un capitel románico de una iglesia rural perdida  por Soria o Burgos al material conservado en el Museo de Bellas Artes de Zaragoza--- se da paso a múltiples y bien hilvanadas digresiones sobre lo divino y lo humano, las que la va dictando la pasión, el amor y la minuciosidad en la descripción de las gentes y costumbres, del paisaje lo mismo que el paisanaje , vistos y sentidos casi a la manera intrahistórica unamuniana y pasados por el fino tamiz de una erudición que, si inmensa, está siempre vivida, literalmente in-corporada  y nunca es la polvorienta y desabrida ristra de datos del erudito convencional ni la red de tupidas telarañas de biblioteca del académico.

      Si bien Nooteboom se muestra  casi siempre como agudo observador  histórico-sociológico y lúcido analista político (" Bajo la apariencia a veces tan resbaladiza de la nueva democracia, todavía escuece la herida de la Guerra Civil, cada día y cada lugar son recuerdos para quien quiera verlos --pág. 47) o, cuando hablando del oro acumulado por el saqueo de las Indias, o  mejor de la pequeña parte de él  quedó en las iglesiucas castellanas, habla de "esa cosecha suntuosa e incomestible", pág. 85, y también extremadamente brillante en otros pasajes del libro --- por ejemplo los consagrados, pp.312-317, a la muerte de Borges, o los dedicados a los retratos velazqueños de Felipe IV y Mariana de Austria , pp. 89-92 ,o los que versan sobre la pintura de Zurbarán, pp.103-117---, no en todas las ocasiones convence del todo, y así en los ensayos El paisaje de Machado o en el que le sigue, Desde Lorca a Ubeda : los sueños de la tarde  (pp. 341-364) el énfasis---excesivo-- en el abandono y la desolación de la España interior  se me antoja trasunto de una también exagerada interiorización acrítica del mito noventayochista, y en p. 263 y ss. me parece que glosa con demasiada seriedad y no sé si creyéndose por lo menos parte de ellas las delirantes fantasías que Sánchez Albornoz urdió en su día sobre  España y sus pretendidos orígenes, o cuando en pp. 287-97 se trata de establecer un paralelismo, del todo forzado y metido con calzador y demasiado ad hoc, entre la Antígona de Sófocles y el episodio del entierro de un militante etarra muerto por la policía, según el cual el Estado español sería Creonte y el etarra la Antígona.

         Nada de ello obsta sin embargo para desmerecer de la estupenda calidad general del libro, de amenísima y muy instructiva lectura.

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